IGNORANCIA Y SABIDURÍA
Hoy, septiembre de 2007, principio a escudriñar el archivo de mi periódico El Expediente, para buscar escritos míos que contengan algo que pueda ser interesante para reproducirlo.
En “El Expediente” núm. 176 , en 1987, publiqué unos pensamientos míos con el título de “La Ignorancia”. Sean buenos o malos, aquí los reproduzco para que sean criticados por mis lectores:
Por el camino de la ignorancia se llega al camino de la sabiduría.
Es más feliz el ignorante en su ignorancia, que el sabio en su sabiduría.
El que ignora lo que es la ignorancia, es un sabio.
Sin la ignorancia del ser humano, ¿qué objeto tendría nuestra existencia?
Jesús no luchó contra la maldad, sino contra la ignorancia.
Sin la ignorancia, la sabiduría no existiría.
El hombre sufre por su ignorancia, no por injusticia de Dios.
Sólo con la muerte dejaremos de ser ignorantes.
Ignorante es el que cree lo que dice un ignorante.
Cuando el ignorante habla, el sabio calla.
La ignorancia y la vulgaridad son hermanas.
El más sabio siempre será ignorante frente a la muerte.
El ignorante castiga, el sabio perdona.
En “El Expediente” 274 en 1976, publiqué un texto con el título: ¿Quién soy?
Yo soy un espíritu cubierto de carne; el espíritu es pensamiento. La carne tiene un principio y un fin; el espíritu es eterno, porque no es materia.
¿Cuándo empecé a ser espíritu?
Si mi espíritu siempre ha sido eterno ¿por qué en el corto tiempo de mi estancia en este mundo, pagaré mis pecados o se me premiará por una eternidad, sólo por haber sido bueno o malo con mis semejantes?.
Si mi espíritu es pensamiento, y mi pensamiento es recuerdo, ¿por qué no se quién era antes de nacer, pero sí recordaré mis pecados en este mundo para pagarlos allá en la eternidad?
Y, ¿qué es la eternidad?.
Se sabe que lo eterno es lo que no tiene principio ni tendrá fin. ¿Por qué entonces lo eterno principia cuando uno muere?.
La religión católica asegura que los que sean buenos en este mundo, se irán al cielo para vivir eternamente al lado de Dios.
En la eternidad no hay tiempo, y si yo vivo en la eternidad ¿por qué en el tiempo que viví entre mis semejantes, para mí empezó la eternidad?.
Cuando mi cuerpo se separe de mi espíritu, habrá muerto la materia y pagaré sus pecados; yo, espíritu, no habré muerto porque ya vivía en la eternidad.
Profr. Eladio Alvarado Ávila
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