Señor: te voy a escribir esta carta, para pedirte un favor:
yo quiero hablar contigo, yo quiero oir tu voz, te quiero ver…
¡te quiero saludar de mano a mano!
Yo quiero hablar contigo, te quiero saludar de mano a mano.
No tengo el privilegio del poeta, del bueno, del sabio o el religioso
que con sólo pensarlo, y por inspiración divina,
en contacto espiritual, hablan contigo.
¿Qué eso no es posible? ¿Qué Tú no eres materia?
¿Qué yo soy ignorante? Sí Señor, lo sé, soy ignorante,
pero… ¿qué culpa tengo yo?
Yo no lo puedo hacer, y sin embargo… ¡yo quiero hablar contigo!
te quiero saludar de mano a mano. Soy un necio, Señor no entiendo nada;
sólo sé que aunque ignorante, yo te quiero, y al no verte y no poder
hablarte, me siento triste y me domina el llanto.
Ya no puedo decir más… casi no pienso;
Yo te quiero, Señor… te quiero tanto. Ya me voy, ya me despido,
mas por última vez, yo te lo digo: ¡sí Señor!, te quiero ver, te quiero oir…
¡ te quiero saludar de mano a mano!
No hay comentarios:
Publicar un comentario