Literatura y fotografía.

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miércoles, 9 de marzo de 2011

Reflexiones del ser


¿Qué somos? esta es la eterna y enigmática pregunta que el hombre se ha hecho. ¿Qué soy? Dios hizo al hombre a su imagen y semejanza; en él se encuentra la "Santísima Trinidad": Dios Padre, que es la Mente y Materia universal; Dios Hijo; que es el cuerpo individual y la acción; y Dios Espíritu, que es el alma, el pensamiento y la razón.
      El hombre existe por obra de la Mente universal, de la que es partícipe, es materia que piensa y acciona; y tiene alma que sin ser materia, se encierra en ella todo el valor del Ser humano. La evolución camina lenta, por tal motivo la razón del hombre todavía no comprende qué es. Ya sabe que tiene un cuerpo material y otro espiritual, y que sin el espíritu, el cuerpo no vale nada. Empieza a saber que todo es dualidad y que esas dos fuerzas, la una sin la otra, dejarían de ser: el bien y el mal; lo grande y lo pequeño; la luz y la oscuridad, etc. etc. Así mismo, en la forma material, todo se compone de dos mitades, pero, el objeto principal y perfecto, es la Esfera. Ella cubre el Universo con cantidades indefinidas de objetos esféricos llamados estrellas y planetas; unos inmensamente grandes y otros infinitamente pequeños, pero todos están considerados una Esfera, así el Universo como el átomo.
      La Esfera es el objeto perfecto que cubre el Universo, y está compuesto de dos mitades exactamente iguales, desde cualquier punto de vista. Así es todo, toda forma material está compuesta de dos mitades, algunas no son iguales, pero en todo hay dos partes. Dios hizo al hombre a su imagen y semejanza; está hecho de dos mitades iguales: la de la izquierda y la de la derecha, aún la boca y la nariz, son dos mitades iguales. Así mismo en lo inmaterial, en el hombre se encierra el bien y el mal; la sabiduría y la ignorancia; es materia y es espíritu. La materia tiene fin, el espíritu es eterno.
      La humanidad, en inteligencia, se puede comparar a la de un niño de tres años, que apenas comienza a razonar; y es necesario que empecemos a comprender qué es el Espíritu, o sea, la otra mitad principal que nos compone. El Espíritu es lo que conocemos con el nombre de Dios. Es la fuerza invisible que lo mueve todo. El movimiento es vida; y todo lo que vive, es Dios. Comprendamos ahora, lo que es el Espíritu en el hombre. El Espíritu es la fuerza invisible que nos hace pensar y movernos; está unido íntegramente a nuestro cuerpo; y nuestro cuerpo, está compuesto de dos partes: la material y la espiritual. Cada uno de nuestros átomos se compone de una parte material y otra espiritual; el átomo material se puede ver con el microscopio, el otro no se puede ver porque es espiritual; y, así cada uno de ellos, hasta completar los millones que componen nuestro cuerpo.
      Somos dos seres iguales en uno solo; cuando el ser material llega a su fin, con la muerte, el ser invisible se separa y sigue su evolución espiritual para ocupar nueva forma. El espíritu es el que le dio fuerza a la materia, y fue el que lo formó. Muchas personas piensan que su cuerpo material lo es todo, y que su espíritu está separado, muy adentro o muy afuera, como una chispita de luz que casi no se toma en cuenta; siendo que, el espíritu es precisamente todo lo que somos. Mientras nosotros pensemos y actuemos, nosotros somos el espíritu y tenemos el mismo nombre que muchos han dado en llamar: alma, conciencia, ego, Yo, esencia, energía, etc. Todo es lo mismo, todo es una misma fuerza y se le conoce con el nombre de "Dios".
      Dios no existe, sin embargo, Dios es todo; en espíritu y en materia, todo es Dios. Único, porque en Él no existe la dualidad. Él es todo en uno, y cada ser humano es un espíritu perteneciente a una sola fuerza que se llama Dios. El hombre, en espíritu, no es ni bueno ni malo; está trabajando para la evolución de la sabiduría divina. El mal y el bien existen, porque los inventó el hombre cuando su materia sufre o goza, y es debido a su falta de evolución que él mismo llama ignorancia.       El ser humano es una fuerza espiritual que no muere nunca. La dualidad de materia y alma, es mal comprendida, ya que la materia es el instrumento del espíritu. Nuestro cuerpo, al fin materia, se acaba, pero nosotros seguimos viviendo en el mundo espiritual en donde ya no se necesita la materia. Si morimos viejos, nuestra forma espiritual regresa a la edad que tuvo Jesucristo, para formar el cuerpo que realmente somos; y si morimos niños, seguimos creciendo espiritualmente, hasta llegar a formar el cuerpo espiritual de 33 años más o menos, que es la edad madura del hombre.
      Así como existe el mundo en donde el hombre se mueve materialmente, así existe el mundo espiritual en donde seguimos viviendo para continuar con la evolución divina. Nuestros ojos materiales ven todo lo material, y es necesario valerse de todo lo material para poder subsistir: tenemos que comer, necesitamos ropa, agua, medicinas, coches, sillas, en fin, todo lo que la materia necesita para vivir. Pero, también está existiendo espiritualmente y hay todo lo que el espíritu necesita para poder tener fuerza. Si nuestro cuerpo material y espiritual están unidos, los dos deben satisfacer sus necesidades.
      Cuando dormimos, estamos casi muertos, pero espiritualmente seguimos viviendo y pasamos, en parte, a ese mundo invisible; y soñamos que vivimos porque  comemos, corremos, volamos, nadamos y vemos y oímos cosas que materialmente no existen: casas, ciudades, personas, etc. etc. Ese mundo espiritual, efectivamente existe, pero nada es materia, todo es idea, pensamiento, ficción; pero, tienen su motivo de existir porque las piensa uno, y están unidos a nuestro mundo material.
                                                     Prof. Eladio Alvarado Ávila

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