El Expediente

Puebla, Pue., agosto 2 de 2011.

A mis queridos amigos:

Se siente cierta nostalgia, cuando después de 40 años de haber contado con cerca de cien amigos, simpatizadores de mi publicación “El Expediente”, (que nació en 1972), ahora , a mis 90 maños de edad; y de ejercer el oficio de periodista durante 66 años (desde 1945), hoy solo cuento con unos cuantos amigos.

El Expediente “murió” por falta de medios económicos para sostenerlo. Después, por conducto del FAX, seguí luchando, enviando mis comentarios en folletos y otras formas; hasta intenté con la Internet, que es quién está dominando a los medios de comunicación. En fin, no he dejado de escribir,  hice los libros “El Camino de mis Zapatos”, “El Libro sin Autor”, “El Borrador”, “Aguanta, no te quiebres”, “Solo sé que no sé Nada”.

Después de ésta quejumbrosa nota, les comento mi situación actual: al haberse cerrado el edificio que ocupábamos, El Heraldo de Puebla y el Museo periodístico, que yo había instalado, hubo necesidad de desocupar todo el inmueble en una forma violenta, por el motivo que ya todo mundo conoce. Entonces yo, gracias a Dios y con muchos problemas, logré llevarme a mi casa todo el material literario que estaba en la exhibición, dejando, por la prisa, algunas revistas muy importantes, mis 7 diplomas, la muy bien surtida biblioteca (quien la vio, no me desmiente). Además, todo el mobiliario que también era mío. ¿Quién se llevó todo esto, y a donde fue a dar?

Con el cambio de autoridades gubernamentales, tuve la idea de dirigirme por escrito al Lic. José Octavio Ferrer Burgos, mencionándole lo interesante de mi museo; por lo que, tuve la suerte de que él mismo viniera a verlo. Afortunadamente, le pareció interesante, ante sus amplios conocimientos culturales, para llevarlo al Consejo estatal de la Cultura y las Artes. Todo, en la forma de donativo que yo propuse. Y, ahora, mi museo ya se encuentra en la Casa de la Cultura.

Así me encuentro, “enfermo” de no hacer nada, y aunque mi salud es buena; por la edad, todo se me dificulta; principalmente, el no poder caminar con soltura, únicamente me traslado por taxis. Como ya no tengo asunto que tratar, y nadie con quién hablar, suspendí mi teléfono, y solo me atengo a mi celular: 2225233146 porque lo llevo a donde voy. También provisionalmente, 2-35-17-25, o por correo como lo hago ahora.

Con la franqueza de siempre ya les platiqué algo, para no olvidarlos y les mando un afectuoso saludo a: Lic. Guillermo Pacheco Pulido, Sr José Luis Castillo Díaz, Sr. José Matanzo Gómez, Lic. Joaquín Briones Amador, Profr. Pedro Ángel Palou Pérez, Sr. Mauro González Rivera, Sr. Roberto  Herrerías Morales, Sr. Alberto Pellico Agüeros, Sr. Amado Llaguno Mayaudón, Sr. Vicente Aguirre González, Sr. Xavier Gutiérrez Téllez, Sr. Sergio Reguero Placeres, Sr. Joaquín Villar García, Sr. Ezequiel Oaxaca Delgado y cinco o seis compañeros periodistas más sinceros.

Hasta la próxima, amigos, y busquen la paz y la tranquilidad. Todo es lucha en la vida; todos tenemos problemas físicos, económicos, de salud…; pero hay que tomarlos con prudencia y resignación. Esa es la ley de la vida, y Dios sabe porque lo permite. Debemos acercarnos a Él en nuestras oraciones, sin dejar de amar a nuestros semejantes.

Eladio Alvarado Ávila