Literatura y fotografía.

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viernes, 19 de septiembre de 2014

CARTA A DIOS

      Señor, anoche estuve platicando contigo, y dentro de esa plenitud espiritual entre Tu y yo, te pedí que esta mañana me inspiraras para escribirte esta carta, encerrando en ella pensamientos que hagan reflexionar a quienes la lean.
      Quiero hablarte con sencillez, sin frases seleccionadas como lo hacen los grandes escritores, y quiero ser tan franco contigo, que quizá se me juzgue de blasfemo.
      Ya que por tu sabia voluntad, a algunos nos hiciste ignorantes, permíteme exponer mis pensamientos de reflexión, ante la situación que estamos viviendo actualmente en el mundo. No quiero ser pesimista, pero tampoco caer en un falso optimismo, cuando estamos viendo las consecuencias de nuestra falta de evolución espiritual.
      Entiendo que ya estamos en el inicio de la sagrada profecía del Apocalipsis, pues aunque en todas las épocas de crisis mundiales, la humanidad ha superado las calamidades, en la época actual, el relajamiento moral, el amor y el respeto a Ti, ha degenerado en tal forma, que ni siquiera se puede comparar a la que vivieron los habitantes de Sodoma y Gomorra, que Tu destruiste por perversos.
      La situación actual en el mundo es caótica: guerras desbordantes de odio, codicia por las riquezas materiales, exagerada degeneración sexual, incontenible adicción a las drogas y vicios en general; egoísmos, codicia, envidias, ambición por el poder, falsa popularidad, mentiras, mentiras y solo mentiras.
      La materialización ha llegado a lo máximo, nada más se piensa en el mundo material, casi todos nos hemos olvidado de Ti; y hay muchos, que te nombran solo por costumbre y por hipócritas; se acuerdan de lo espiritual pero únicamente de nombre, porque en sus acciones, ni te respetan a Ti, ni saben que tienen un espíritu que es el los hace vivir, con la esperanza de que escuchen el llamado de nuestro señor Jesucristo.
      “Serán muchos los llamados y pocos los escogidos”… ya se están cumpliendo estas sentencias divinas. Nuestro señor Jesucristo, ya está en el mundo, pero no materialmente, como cuando lo enviaste para que viniera a redimirnos. El dijo que regresaría, y ya está aquí, pero en espíritu; su presencia la sienten solo los buenos, los de alma pura, los humildes, los dóciles; los que si han respetado sus enseñanzas.

      Los otros, la mayoría, no se fijan en El, ellos siguen ensimismados en sus negocios… su codicia, su egoísmo, su ambición y falta de amor hacia sus semejantes.
      Los templos, los centros científicos, las escuelas espirituales, las casas de cultura… están casi vacías; pero, en cambio: los bancos monetarios, los centros sociales, las cantinas, las tiendas de lujo y todo centro de vanidades, están repletos de gente que se satisface materialmente.
      Estas son las verdades que reinan en el mundo entero. Y… si el fin se acerca… ¡que llegue ya, Señor! ¡que se vallan contigo los buenos!... Y, los malos, los pecadores, los que no supimos cómo obedecer tus sagradas leyes; los que como yo, nos creemos buenos y hasta nos jactamos de platicar contigo, y acusamos, sin autoridad, a los que creemos ser malos… nosotros, ¿a dónde vamos?. 
      Señor, perdóname, quizá por insensato. Pero, ¿por qué permitiste que algunos naciéramos ignorantes, para hacernos pecadores?.  Creo que aún es tiempo, ¡sálvanos! No quiero creer en la terrible profecía del Apocalipsis. Y perdóname también, por  terminar esta carta así, tan falta de respeto y amor a Ti, y a mis semejantes.

                                                            Profr. Eladio Alvarado Ávila
/spa � p H�K 0B ss=MsoNoSpacing style='text-align:justify'>      Ahora, ya que mi tema está originado por la palabra “Esoterismo”, veámoslo desde ese punto de vista; dice el diccionario: “esotérico es lo oculto, secreto; aplicase a la doctrina que los filósofos de la antigüedad, no comunicaban sino a algunos de sus discípulos.

      Yo pienso que en la vida no hay nada secreto ni oculto, y si algo no lo entendemos, es por ignorancia.  La palabra esoterismo, ha dado motivo a que muchos vividores la utilicen para engañar a la gente ingenua, que se deja sugestionar hasta el grado de ver, oír y sentir, cosas que sólo son producto de su imaginación descontrolada.
      Para poder desarrollar facultades “psíquicas”, o lo que es lo mismo: espirituales; se necesita una limpieza estricta de nuestro cuerpo material y espiritual, reuniendo todas las cualidades de amor a Dios y a nuestros semejantes.
      Nadie puede ejecutar actos divinos, que únicamente pertenecen a almas puras y mentes sanas. Sólo Jesucristo tuvo esa gracia, y convertía el agua en vino, multiplicaba la comida, hacía ver a los ciegos y hasta revivía a los muertos. Eso es el verdadero esoterismo, y no la provocación del sueño hipnótico de la ciencia, y la imposición de sugestiones, para dominar la voluntad de nuestros semejantes; que muchos estafadores utilizan con las palabritas de: parapsicología, cibernética, paranormales, radiestesia y un montón de nombres adaptados para impresionar a los ingenuos.
      Ninguno de estos farsantes ha demostrado un efecto realmente espiritual, todo en este aspecto es mentira, por falta de conocimientos y experiencias. Las cualidades espirituales del ser humano, sí están a nuestro alcance; pero para poderlas ejercer, primero debemos comprender las ciencias de convivencia humana, para dar motivo a desarrollar nuestra fuerza espiritual.
      Vamos a combatir las injusticias que se cometen con los débiles; vamos a liberar a los adolescentes de los vicios; vamos proteger a los niños, a los ancianos y a los animales, de peligros; vamos a trabajar honradamente y ayudar a los pobres. Principalmente, vamos a pregonar el amor a Dios y a nuestros semejantes… Ese es el verdadero estudio de las ciencias ocultas, que muchos ignorantes han confundido con los dizque “fenómenos” llamados esotéricos.
      El título de esta plática es “Verdad y mentira del Esoterismo”. Ya expuse mis razonamientos en lo referente a la mentira; ahora diré algo sobre la verdad. Nuestra mente, que es regida por nuestro espíritu, tiene facultades indescriptibles, para que puedan ser usadas por nuestra mente y cuerpo material, como: desdoblamiento del cuerpo espiritual, la transmisión de pensamiento, la curación carismática, adivinación del futuro… en fin, facultades divinas que es imposible de obtener, en un mundo donde reina la ambición por los poderes materiales, el egoísmo, la mentira, los vicios, la degeneración sexual… y, principalmente, la falta de amor a Dios y a nuestros semejantes.


                                                             Profr. Eladio Alvarado Ávila

VERDAD Y MENTIRA DEL ESOTERISMO

¿Qué es el hombre?  ¿Qué somos los humanos?  En la Biblia está escrito que Dios nos hizo a su imagen y semejanza; entonces, debemos suponer que reunimos las tres formas de El; o sea: Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo.
      Supongo que Dios hijo, es nuestro cuerpo material; Dios espíritu santo, nuestro cuerpo espiritual, y Dios padre, la esencia divina que nos hace ser.
      Como de lo Divino no podemos hablar, por falta de conocimientos y purificación espiritual, deduzco que somos únicamente: cuerpo material y cuerpo espiritual. Mucho hay que decir de estos dos motivos de nuestro ser; pero, ahora sólo expondré mi idea sobre lo que es el cuerpo espiritual, también llamado cuerpo astral; y, el cuerpo material o cuerpo físico.
      Para darnos una idea más real de ello, pongamos nuestra atención a un solo átomo de nuestro cuerpo, y supongamos que este átomo es doble; uno es visible porque es materia; y el otro, exactamente igual pero invisible; no se ve, porque es espíritu. En esta misma forma uno y otro, y otro y todos los millones de átomos que nos componen para formar nuestro ser.
      En tal forma, estamos compuestos de dos cuerpos, pero uno se ve y el otro no, porque están íntimamente unidos uno a otro, todos los millones de átomos que forman nuestro cuerpo; y por lo tanto, somos un hombre invisible metido en otro visible. El cuerpo material es el único en el que sí creemos, porque lo vemos y lo tocamos.
      No obstante que todo el valor se lo damos a nuestro cuerpo material, el único que vale es el espiritual. Nosotros somos un espíritu haciendo uso de un cuerpo material, al que nuestro cuerpo espiritual le da forma y valor en el transcurso de nuestra vida.
      Cuando morimos, es cuando los millones de átomos invisibles se separan de los visibles, y éstos se descomponen y se transforman en gusanos, y finalmente en tierra. Esto lo sabemos todos porque lo vemos, pero no lo comprendemos bien,  porque creemos que somos únicamente materia, y no le damos importancia al espíritu, que es lo que realmente somos.
      Por medio de nuestro cuerpo espiritual, nos movemos, pensamos y vivimos;  ya que, nuestro espíritu es la esencia Divina, o sea: el Dios Padre de la comparación tripartita que estamos haciendo.
      Acostumbrados  como estamos de usar la materia con sus cinco sentidos, al ya no poder hacer uso de ellos;  por la muerte, quedamos exactamente igual que cuando estamos soñando, y poco a poco nuestro cuerpo espiritual, se va dando cuenta de la separación de la materia.
      Nacer y morir es lo mismo, pero en diferentes circunstancias; veamos cómo. Cuando nacemos, en este mundo material, siendo bebés, no comprendemos nada: estamos “soñando”, y lo podemos constatar con un niño recién nacido, ya que, ríe y mueve sus ojitos, igual que como lo hacemos los adultos cuando estamos soñando.
      El recién nacido poco a poco se va dando cuenta y va aprendiendo mediante rutinas diarias, a vivir materialmente.  Su existencia anterior la olvidan, así como nosotros olvidamos los sueños, después de despertar.
      Eso mismo nos pasa cuando morimos. Espiritualmente, nacemos en ese mundo de vida diferente, y poco a poco nos vamos dando cuenta de ese mundo espiritual, en donde también rigen normas de conducta, con sus diferentes  necesidades; y así, ir obteniendo  constantemente  experiencias, que vamos uniendo a las de nuestros semejantes, para que todos juntos, cumplamos con la misión de purificar al espíritu, que por mandato divino, recibimos de esa mente universal, a quien conocemos con el nombre de Dios.
      Ahora, ya que mi tema está originado por la palabra “Esoterismo”, veámoslo desde ese punto de vista; dice el diccionario: “esotérico es lo oculto, secreto; aplicase a la doctrina que los filósofos de la antigüedad, no comunicaban sino a algunos de sus discípulos.
      Yo pienso que en la vida no hay nada secreto ni oculto, y si algo no lo entendemos, es por ignorancia.  La palabra esoterismo, ha dado motivo a que muchos vividores la utilicen para engañar a la gente ingenua, que se deja sugestionar hasta el grado de ver, oír y sentir, cosas que sólo son producto de su imaginación descontrolada.
      Para poder desarrollar facultades “psíquicas”, o lo que es lo mismo: espirituales; se necesita una limpieza estricta de nuestro cuerpo material y espiritual, reuniendo todas las cualidades de amor a Dios y a nuestros semejantes.
      Nadie puede ejecutar actos divinos, que únicamente pertenecen a almas puras y mentes sanas. Sólo Jesucristo tuvo esa gracia, y convertía el agua en vino, multiplicaba la comida, hacía ver a los ciegos y hasta revivía a los muertos. Eso es el verdadero esoterismo, y no la provocación del sueño hipnótico de la ciencia, y la imposición de sugestiones, para dominar la voluntad de nuestros semejantes; que muchos estafadores utilizan con las palabritas de: parapsicología, cibernética, paranormales, radiestesia y un montón de nombres adaptados para impresionar a los ingenuos.
      Ninguno de estos farsantes ha demostrado un efecto realmente espiritual, todo en este aspecto es mentira, por falta de conocimientos y experiencias. Las cualidades espirituales del ser humano, sí están a nuestro alcance; pero para poderlas ejercer, primero debemos comprender las ciencias de convivencia humana, para dar motivo a desarrollar nuestra fuerza espiritual.
      Vamos a combatir las injusticias que se cometen con los débiles; vamos a liberar a los adolescentes de los vicios; vamos proteger a los niños, a los ancianos y a los animales, de peligros; vamos a trabajar honradamente y ayudar a los pobres. Principalmente, vamos a pregonar el amor a Dios y a nuestros semejantes… Ese es el verdadero estudio de las ciencias ocultas, que muchos ignorantes han confundido con los dizque “fenómenos” llamados esotéricos.
      El título de esta plática es “Verdad y mentira del Esoterismo”. Ya expuse mis razonamientos en lo referente a la mentira; ahora diré algo sobre la verdad. Nuestra mente, que es regida por nuestro espíritu, tiene facultades indescriptibles, para que puedan ser usadas por nuestra mente y cuerpo material, como: desdoblamiento del cuerpo espiritual, la transmisión de pensamiento, la curación carismática, adivinación del futuro… en fin, facultades divinas que es imposible de obtener, en un mundo donde reina la ambición por los poderes materiales, el egoísmo, la mentira, los vicios, la degeneración sexual… y, principalmente, la falta de amor a Dios y a nuestros semejantes.


                                                             Profr. Eladio Alvarado Ávila